Moribundo por tu Voz

Allá va el carro fúnebre
El que lleva nuestro amor
Lo poco que fue.
El instante que duró.
Ese amor vivió tan poco
En verdad nunca creció.

Yo miraba tus pardos ojos
y perdíame en tu voz
Me arropaba con tus manos
Y me nutría con su calor.

Noche tras noche, sin descanso
Derroché horas de sueño
Escribiendo para tí mil versos
Plenos de profano amor.

No fueron tan espléndidos. ¡No!
Tu corazón no se rindió.
Yo no soy tan bueno.
Tú no eras la mejor.
Aún así , con tu partida,
Sentí en mi pecho un gran dolor.
Grande como un coloso
Profundo como este amor.

Mis costillas se apartaron
hasta del pecho ver su interior
Allí estaba un corazón latiendo,
moribundo por tu voz.
Su carne se escurría
entre tendones y huesos.
Como agua caía,
corriendo lejos del sol.

Quizás no fue cierto.
Tal vez una alucinación.
Pero, de algo estoy seguro,
como que existe un Dios.
Y es que nadie te amará,
Mujer del Mar y el Sol,
tal cual eres…
como lo pude hacer yo.